Los jóvenes y los despistados

• Autores: Kathy E. Kram, Sharon Ting, Kerry A. Bunker
• Localización: Harvard Business Review, ISSN 0717-9952, Vol. 80, Nº. 12, 2002, págs. 72-79
• Idioma: español
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• Resumen

  • Es natural promover a los mejores y más brillantes, especialmente cuando se teme que pueden irse a pastos más verdes si no se les ofrecen nuevos desafíos y recompensas todo el tiempo. Pero promover demasiado rápido a gerentes jóvenes, inteligentes y ambiciosos, muchas veces les quita la posibilidad de desarrollar las habilidades emocionales que vienen con el tiempo y la experiencia, tales como la capacidad de negociar con sus pares, controlar sus emociones en tiempos de crisis y lograr apoyo para efectuar cambios. De hecho, en algún punto de la carrera de un gerente usualmente al nivel de vicepresidente el talento en bruto y la ambición se vuelven menos importantes que la habilidad para influenciar y persuadir, y ése es el momento en el cual el gerente emocionalmente inmaduro perderá su efectividad.

    Este artículo sostiene que retrasar un ascenso puede ser a veces lo mejor que un gerente senior puede hacer por otro más joven. El gerente inexperimentado a quien le es dado el tiempo para desarrollar sus habilidades emocionales puede estar mejor preparado para las exigencias interpersonales del liderazgo en la cima. Los autores recomiendan que los ejecutivos senior empleen las siguientes estrategias para ayudar a sus protegidos a aumentar sus habilidades de trato interpersonal: profundizar el proceso de evaluación de 360 grados; encargarles misiones multidisciplinarias para aguzar sus habilidades de negociación; hacer de las habilidades emocionales una medida del desempeño, y alentar a los gerentes a desarrollar asociaciones informales de aprendizaje con pares y mentores.

    Posponer un ascenso puede ser difícil dadas las fi rmes ambiciones de muchos ejecutivos jóvenes y el acelerado ritmo de la vida organizacional. Puede significar violar la norma de promover a personas exclusivamente sobre la base de inteligencia y resultados. También puede implicar tener que encarar la decepción de un subordinado a quien se estima. Pero tomarse el tiempo para construir las competencias emocionales de las personas no es una extravagancia; es clave para el desarrollo de líderes efectivos.