El presente ensayo pretende demostrar, a partir de la validez de la normativización del Derecho penal (según la cual la teoría del delito debe desarrollarse desde las propias normas y sus fines regulativos, y no desde la estructura del comportamiento que es objeto de la valoración jurídico-penal, como ha ocurrido hasta fecha reciente en la época del naturalismo), que no constituye obstáculo alguno, sino todo lo contrario, mantener en el sistema elementos procedentes de la época anterior, los cuales pueden ayudar mucho a la concreción de las normas. El autor lo ejemplifica a través del elemento subjetivo del delito, cuya componente psíquica -y por tanto naturalística- es ineludible a efectos de graduar la responsabilidad (mayor gravedad, en principio, del delito doloso frente al imprudente). Puesto que muchas cuestiones de la teoría del delito son inabordables sin tener en cuenta el elemento subjetivo, se propone completar la perspectiva dominante normativista - imputación objetiva- de la Dogmática penal, con la perspectiva del destinatario de la norma.
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