El sistema tradicional de reclusión de la mujer en el hogar se ha traducido en una segregación profesional extrema en el Pakistán: la gran mayoría de las trabajadoras están confinadas en labores de cosido de géneros confeccionados destinados a la exportación. Desde enero de 2005, cuando expiró el Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido, ha desaparecido el régimen de cupos a la importación que rigió durante varias décadas. La liberalización del mercado mundial impulsa ahora la reestructuración del sector para hacer frente a una competencia cada vez más enconada. Siegmann sostiene que la ventaja competitiva del Pakistán puede verse muy mermada en el mercado de géneros de confección, en cuyo caso muchas trabajadoras de la rama perderían su empleo y se encontrarían con muy pocas posibilidades de recolocación.
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