Tomando como base algunas representaciones de la prensa argentina, este artículo analiza la construcción de una ciudadanía a partir de la cual se sustituye la incipiente articulación de grupos diferenciados en el 2001 (piqueteros, ahorristas, etc.) por un antagonismo que, lejos de radicalizar el proyecto democrático, opera sobre la exclusión de grupos marginales y tiende a legitimar el proyecto de una sociedad del castigo. A partir del secuestro y la muerte de Axel (abril de 2004), se considera la definición de una nueva agenda, la emergencia de nuevos derechos, la consolidacion de una "lengua punitica" y la paulatina constitución de colectivos claramente diferenciados a partir de un orde del discurso que ditingue entre ciudadanía decente (personas con derechos) y delincuentes.
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