El sistema nervioso central tiene características farmacocinéticas que limitan el acceso de los fármacos de la circulación sistémica. Para que un antibiótico sea eficaz, su concentración en el LCR debe exceder en 10 o más veces el valor de la concentración mínima bactericida in vitro, frente al microorganismo responsable de la infección. Los fármacos más empleados habitualmente en este tipo de infecciones son betalactámicos, cefalosporinas y carbapenemas, vancomicina, aciclovir y anfotericina B. La administración concomitante de corticoides ha demostrado en determinados tipos de meningitis una disminución de la mortalidad en relación con un control más eficaz del proceso inflamatorio.
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