Partiendo de la contundente contraposición establecida por el joven Nietzsche entre la cultura vitalista de la Grecia dionisíaca y la "decadencia" de la cultura moderna, se considera el modo en que la obra posterior trata de ir matizando dicha contraposición hasta ganar una concepción crítica e histórico-hermenéutica ("genealógica", diría Nietzsche)de las relaciones entre intelecto y voluntad, donde la corrección de la óptica teo-teleolócica de la "historia universal" y la asunción de cierto "platonismo" como destino no conducen necesariamente a una metafísica invertida o peraltada, sino al ensayo de una posible nueva dietética del ingenio.
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