El artículo intenta abordar una evaluación del modelo normativo de relaciones internacionales bosquejado recientemente por John Rawls. Para ello subraya sus virtudes (la sensibilidad al acomodamiento, reconocimiento y respeto de la diversidad cultural) y sus defectos (el achatamiento de su horizonte normativo) mediante el contraste con la propuesta de otro teórico político contemporáneo que también bebe de las fuentes kantianas del ideal cosmopolita: Jürgen Habermas. El autor concluye con una propuesta en la que la diversidad cultural y los ideales normativos cosmopolitas son integrados más allá de la completa aceptación de la facticidad y de la total abstracción uníversalista insensible al contexto.
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