Partiendo de las dos funciones básicas que se atribuyen a la evaluación -la formativa y la sumativa- y aplicándolas a la valoración de la práctica docente, en este trabajo se aborda la forma en que se lleva a cabo la evaluación del profesorado desde esas dos vertientes: la primera, en orden al perfeccionamiento en ejercicio del mismo, y la segunda con objeto de seleccionar, en determinadas situaciones, al profesorado que lo solicita. Se presenta brevemente una visión histórica de esta problemática y se pone el acento en el momento actual y las perspectivas reales de evaluación sistemática del profesorado, a partir de la aparición de la LOGSE
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