La Hispania prerromana es un buen ejemplo de ideología ecuestre en la Antigüedad, desde el siglo VII a.C. hasta época romana. Su aparición va unida a la equitación, que sustituyó al carro de guerra como elemento regio y de elite. Los equites, tras sustituir a los reges orientalizantes como elite gentilicia, adaptaron paulatinamente su estructura guerrera a una censataria, propia de los oppida de los últimos siglos a.C. La iconografía confirma que estas elites basaban su poder en su descendencia de un heros equitans, que sería su antepasado mítico y de toda la población. Esta ideología, aunque basaba en su propio sistema cultural, evolucionó paralelamente a los cambios socio-ideológicos del mediterráneo durante el I milenio a.C.
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