La tasa más importante que pesa sobre le clero gallego es la décima, entregada inicialmente en beneficio del pontificado y más tarde al tesoro real, dando lugar al canon que en el siglo XV se conoce como "décima y subsidio del clero". El pago que el representante diocesano hace al recaudador pontificio o real es el punto final de un proceso cuyos pormenores son aquí descritos para el caso de las diócesis gallegas. Este gravamen, que afecta a todos los beneficios diocesanos, dio lugar al nacimiento de un tipo documental específico conocido como tasación en el que se establece la cantidad que cada contribuyente debe aportar y que es de gran interés para el acercamiento a la geografía diocesana bajomedieval.
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