Durante seis años Cynthia Cunningham y Shelley Murray compartieron un cargo ejecutivo en Fleet Bank. Un escritorio, una silla, un computador, un teléfono y una casilla de voz y mensajes. Para sus clientes y colegas, ellas eran efectivamente una persona, aunque una persona con la fuerza e ideas de dos, traspasándose sin difi cultad los proyectos entre ellas. Aunque su departamento fue disuelto luego de la fusión con Bank of America, ambas siguen considerándose un paquete: tienen un currículum, y están buscando juntas la próxima oportunidad. Su decisión de compartir el empleo no sólo fue motivada por la calidad de vida, sino con la intención de mantener el rumbo de sus carreras: ¿Tomar dos empleos de media jornada nos hubiera sacado de la trayectoria¿, dicen en este artículo escrito en primera persona. ¿Ambas somos personas ambiciosas, y ninguna quería sólo un trabajo. Queríamos carreras¿. En este artículo, estas mujeres altamente motivadas revelan su determinación de manejar las demandas de sus familias y las de sus carreras. El tiempo fl exible, el teletrabajo o semanas laborales comprimidas son algunas de las opciones que tienen los ejecutivos que buscan un mayor equilibrio entre la vida personal y la laboral. El compartir un trabajo, como el descrito en este artículo, bien podría ser la próxima solución para aquellos que desean evitar optar de manera demasiado radical entre la vida privada y la profesional. Cunningham y Murray describen con vívidos detalles la manera en que estructuraron su arreglo poco común, cómo vendieron la idea a la gerencia y los obstáculos que enfrentaron en el camino. Su historia es una de ganar-ganar, tanto para ellas, como para la empresa.
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