Al igual que otros novelistas del Africa negra, S. L. Tansi da una visión peyorativa de la ciudad negra, basada en su experiencia personal y en su sensibilidad. La fealdad de la ciudad engendra la tentación de evadirse. El novelista crea refugios para sus personajes en busca de la puerza: la selva, el río o alguna ciudad ideal. Sin embargo, el escritor también procura destruir su validez, imaginando Pigmeos y pescadores hostiles a los refugiados, o utopías descalificadas por sus crímenes. Así pues, los héroes vuelven para enfrentarse a la ciudad: como en un rito iniciático, es el precio de la conquista de su humanidad. Finalmente, la ciudad africana revela al hombre el verdadero rostro de la vida, consagrada al placer báquico y al sentido de la belleza moderna, de la que S. L. Tansi explora la poética gracias a la exageración y a sus juegos verbales
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