Justo al final de la guerra, se abre para la novela de Quebec una nueva dirección, de rural pasa a ser urbana. Las primeras obras son un reflejo de la sociedad y de los problemas de un estado en vía de transformación. Roger Lemelin fue el primero que entendió la importancia de la ciudad, o mejor del barrio, como espacio de la escritura novelesca. Entre ironía y realismo, la connotación de la ciudad servirá para presentar una serie de personajes interesantes y pintorescos
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados