Establecido en el siglo XIX, el deber de motivación de las sentencias se ha impuesto en el derecho procesal actual. El impulso racionalista no es, sin embargo, la única razón que induce a justificar la parte dispositiva de una sentencia. Los textos romanos dan prueba, en numerosas ocasiones, de que muchas de esas razones eran sentidas en la época clásica, y que la motivación de la sentencia era la práctica habitual, siendo su regulación formal, en la época postclásica, una manifestación del vulgarismo imperante. El enfoque del autor no trata de buscar en estas fuentes los orígenes de los vigentes sistemas procesales, sino determinar la verdadera realidad y dimensión del problema en el Derecho Procesal Romano
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