En este artículo se subraya la dificultad de enseñar poesía ya que el género lírico escapa al pensamiento lógico e invita a un acercamiento emotivo. Por ello, en opinión de la autora, las estrategias de la educación poética deben evitar el acercamiento tradicional desde la erudición filológica e intentar otras maneras de favorecer un acceso fluido de los estudiantes al disfrute de los textos poéticos. La autora describe algunas experiencias de creación poética en sus clases de bachillerato, critica la ausencia de un trabajo escolar más intenso con la poesía contemporánea (aportando algunos ejemplos en este sentido en torno a la poesía vanguardista de Francisco Pino) y concluye con algunas ideas esperanzadas en torno a esa «tarea imposible» que es enseñar poesía
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