La audición musical es un fenómeno complejo ; por un lado, debido a su propio mecanismo, que recurre a numerosas y rapidisimas conexiones cerebrales y, por otro, debido a la diversidad de funcionamiento entre un individuo y otro (músico o no). Este articulo no tiene como meta reseñar una memoria científica sobre este espinoso tema, sino que se limita a relatar la experiencia del autor a la manera de las "ciencias de observación" del siglo XIX. Reflexiona en primer lugar sobre el propio oído, porque dice conocerlo al fin y al cabo mejor que los otros, y a continuación ilustra sus postulados a través de numerosas situaciones vividas en tanto que director, profesor o autor de textos de exámenes. Considera el "oído ideal" una búsqueda permanente y quimera de todos aquellos músicos que se dedican a la enseñanza.
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