El objeto del artículo es apuntar ideas desde la experiencia sobre la metodología que favorece la coordinación de los procesos de educación y formación de personas adultas, se compone de un conjunto de actuaciones dispersas que trascienden "lo pedagógico" y se enraizan en "lo social" y "lo personal". Permite a la población adulta poner bases sólidas formativas que le ayuden a dar respuestas a sus necesidades vitales. Precisamente por trascender lo pedagógico los temas que aquí tratamos pueden interesar no sólo a las personas implicadas en las acciones formativas, sino a un conjunto de agentes de lo social cuyas propuestas complementan o son complementadas por la acción educativa, cuando no se internan en su marco.
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