La interpretación más obvia de los resultados empresariales se refiere a la diferencia entre ingresos y gastos, y su resultado, el beneficio, prejuzga las posibilidades futuras de inversión de la economía. Bajo esta interpretación, unos buenos resultados significan elevada salud financiera de las empresas y presuponen inversión y empleo para años siguientes. Siendo lo anterior cierto, la lectura de los balances de las empresas, así como las incertidumbres que permanecen en este momento sobre el futuro, son lo suficientemente significativas como para merecer un análisis algo más detallado.
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