El autor comienza con una breve reseña de su propio involucramiento en la (-uestión, centrándose en la reunión defilósofos morales, teólogos, doctores, abogados y enfermeras que él presidió en 1986 para discutir este tema en prnfÚndidad, después de que la declaración de 1985 de la Pontificia Academia de Ciencias dijo que no se requiere el tratamiento de la persona permanentemente inconsciente, aunque si se les Jebe todo el cuidado, incluyendo la alimentación. Este encuentro lo llevó a él y a otros a cambiar sus posturas iniciales, las cuales consideraban que la alimentación no era obligatoria, y a preparar un escrito, publicado en Temas de la ley y Medicina, en 1987, y .firmado por más de 90 estudiosos, aportando las razones por las cuales se requiere moralmente la alimentación.
Después, el autor revisa las posturas desde diferentes fuentes, incluyendo a obispos católicos y estudiosos, desde los primeros años ochenta hasta la declaración de Juan Pablo II del 20 de marzo de 2004. En particular, presenta el argumento que ha tenido mucha influencia presentado por Kevin O 'Rourke, OP, sosteniendo que una lectura adecuada del escrito de 1957.
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