El escepticismo acerca del conocimiento, del que trata este artículo, tiene en su base la consideración de posibilidades que no estamos en condiciones de descartar y que son incompatibles con la verdad de nuestras creencias. Esta base es un componente de nuestro concepto cotidiano de saber o de conocimiento, no un añadido extraño a éste, con lo que la semilla escéptica arraiga en terreno cercano y familiar. Tras presentar y discutir argumentos escépticos clásicos y sacar a la luz su estructura común, exponemos una respuesta reciente al escepticismo: el contextualismo. En realidad, sostiene el contextualista, las atribuciones de conocimiento en la vida cotidiana no exigen, como pretende el escéptico, la exclusión de cualquier posibilidad incompatible con la verdad de nuestras creencias. Con esta pretensión, el escéptico da un nuevo significado a términos como "conocimiento" o "saber", pero no consigue poner realmente en cuestión la verdad de dichas atribuciones cotidianas. Concluimos, sin embargo, que, a pesar de su atractivo, el contextualismo no consigue disipar realmente las dudas escépticas.
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