A través del estudio del diario de guerra que Ángel Rivero Méndez comenzó a escribir en 1898, se analiza la posición mantenida por el pueblo puertorriqueño ante el 98. En el mismo se destaca que fue la disposición del propio país la que facilito el triunfo de los norteamericanos. Una postura que era consecuencia del pasado colonial y que desemboco en el cansancio de la población ante las medidas tomadas por su antigua metrópoli, que no revertían en su desarrollo y mejora. Asimismo, se plantean los sentimientos de confusión e incertidumbre experimentados, al mismo tiempo, por la población una vez concluida la guerra
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