En el verano de 1955, el arquitecto venezolano Fruto Vivas, se reunio con el Ingeniero Eduardo Torroja en Costillares (Madrid) para plantearle la colaboración en el diseño de una cubierta. La forma de la cáscara no convenció a Torroja, sin embargo él la ajustó basándose en discusiones con el autor. El diseño previo tenía una forma sinuosa, que se generaba por un par de curvas. Una curva directriz de tipo trigonométrico alabeado y otra de forma catenaria plana, que se desplaza paralelamente a si misma con el vértice situado siempre sobre la curva directriz. El complejo proceso de diseño y los detalles del proyecto se explican detalladamente, así como el modelo reducido construido para ensayar el cálculo analítico. Después de todo comparamos los datos que obtiene Torroja con los resultados del método de cálculo por elementos finitos. Las conclusiones pueden ser resumidas en la dificultad para establecer una correspondencia directa entre ambos métodos.
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