En este artículo se busca explicitar la significación que, desde la perspectiva de Sartre, adquiere la violencia en cuanto relación intersubjetiva, especialmente en el proceso de constitución de los grupos. Se destaca el carácter ambiguo de la violencia que, como praxis destructivo-constructiva, se encuentra orientada, sin ninguna garantía de éxito, a superar la condición alienada de la libertad en medio de un mundo de escasez -nuestro mundo- donde el hombre es siempre un potencial contra-hombre.
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