Seis niños en edad preescolar veían a un modelo resolver una tarea. El modelo, además, instruía a cada niño en relación a resolver la misma tarea de manera diferente a como él lo hacía. Se seleccionaron dos tareas, una en la que un adulto actuaba como modelo-instructor (Llaves) y otra en la que era un niño quien actuaba como modelo-instructor (Figuras). Durante línea de base se observó la manera en que los niños resolvían la tarea. Todos los niños siguieron al modelo niño frente a hacer lo que el modelo les decía que hicieran. Lo mismo ocurrió cuando el modelo-instructor fue un adulto, aunque hubo variabilidad de respuesta en tres de los seis sujetos. Desde ahí, se manipularon experimentalmente las consecuencias dispuestas para la actuación del modelo y para la de los niños, desde no conseguir fichas por imitar hasta perder privilegios. El cambio de tendencia imitativa a la instruccional ocurrió en la última fase a través de dos operaciones. Una directa, aplicada a 5 niños, que consistió en guiar la respuesta instruida y reforzarla directamente, y otra, aplicada a una niña, en la que se estableció la discriminación del propio comportamiento en relación al del modelo. Los resultados se analizan desde una concepción de la imitación y el ajuste a reglas como clases instruccionales, haciendo hincapié en la historia de tales clases en relación a adultos y a otros niños y en relación a la historia experimental
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