El autor describe sus primeros pasos en Nancy como alumno del profesor Gerard Debry, con quien cursó la Diplomatura en Biología de la Nutrición en la primera mitad de la década de los 70. Describe al profesor Debry como un señor serio, afable, sencillo, discreto y muy humano. Ensalza el alto nivel técnico-científico de los cursos realizados. El autor rememora el recuerdo entrañable de su paso por Nancy y el privilegio de participar en un servicio puntero en la materia.
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