Maquiavelo ha pensado lo político como lo esencialmente expuesto al mal, es decir, lo que se impone con violencia, lo que se enriquece con el conflicto y con la división, cuyo horizonte es la guerra, y lo que no puede sino corromperse. Contra esto, lo político moderno parece pensarse en ruptura con respecto a la posibilidad del mal. La dicotomía esencial, originaria, impensada y constitutiva de la filosofía política es pues la siguiente: ¿se debe pensar lo político como exposición al mal o como absorción y disolución del mal?
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