La concreción del sufrimiento y la objetividad del progreso social son las dos instancias desde las que Adorno y Lukács, respectivamente, levantan su voz para desenmascarar las consecuencias tanto del vitalismo como del racionalismo formal y vacío, y reivindicar las necesidad social y filosófica de nuevos modelos de racionalidad. En este artículo analizamos sus respectivas opciones y desarrollos: una racionalidad terapéutica para una razón que mide en cada cuerpo herido el grado de su autodestrucción, en el caso de Adorno; una racionalidad antagónica que debe ponerse a la altura de la lucha de clases, en el caso de Lukács. En el contexto biopolítico del nuevo capitalismo, que pone en el centro las relaciones entre vida y política, la aportación de estos dos autores ofrece claves importantes para pensar en las grietas de la racionalidad.
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