Desde que Joaquín Costa caracterizó, en 1901, el régimen de la Restauración como un régimen "oligárquico y caciquil", ha constituido lugar común en la historiografía relativa a la España contemporánea la reserva de tal catalogación a dicho régimen. La combinación de masas pobres y analfabetas -mayoritariamente agrarias- y de elites "corruptas y perversas" determinarían así una práctica electoral y política oligárquica y caciquil.
En este articulo, partiendo del análisis de las diferentes legislaciones electorales del período isabelino y de algunos ejemplos de la dinámica electoral, se plantea que "oligarquía y caciquismo" -con un electorado reducido a varones propietarios y doctos- constituyen parte esencial del sistema. De ahí que la alternancia bipartidista de la Restauración no represente sino una variante en la forma de ejercicio del poder, no la génesis del poder oligárquico ni de las prácticas caciquiles.
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