LOS SENTIMIENTOS DE UNA NACIÓN* Juan Ramón DE LA FUENTE** Es un privilegio excepcional, para cualquier mexicano, ser vinculado a un hombre que realizó una doble ruptura histórica: la ruptura con el régimen colonial y la ruptura con un sistema ideológico y de clase que hacía posible no sólo su funcionamiento, sino lo que es más importante: la reproducción del poder arbitrario, que es la máxima injusticia para un pueblo.
Ese hombre y ese nombre, tiene en nuestro país memoria perdurable. José María Morelos y Pavón tuvo, por primera misión, al unirse a la insurgencia, una sola premisa: insurreccionar el sur para la causa de la libertad.
Con esas palabras, exactas, concretas, encomendó Miguel Hidalgo el primer objetivo para la existencia política y militar de Morelos: insurreccionar el sur.
Morelos comenzó su biografía con la compañía de dos hombres, una escopeta y un par de pistolas de arzón. Estaba preparado, sin embargo, para soportar una carga inmensa e intensa.
En efecto, entre el fusilamiento de Hidalgo en 1811 y el Congreso de Chilpancingo en 1813, la historia de México pasa, de la rebelión popular por la Independencia, a la organización memorable de los ideales políticos de la República.
Por vez primera, el problema central de la Teoría del Estado y la formulación de las premisas funcionales de la nación independiente, se traspasarían, primero en Chilpancingo y después en Apatzingán, al pueblo mexicano.
* Palabras dichas por el Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México al recibir la Presea Sentimientos de la Nación en Chilpancingo.
** Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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