El objetivo que se plantea Sperber en este capítulo es doble: por una parte defender un punto de vista sobre la modularidad de los procesos centrales de pensamiento -a diferencia de Fodor que, hasta hace poco, mantenía que sólo los sistemas periféricos de input lo son, y no los centrales-, y, por otra parte, articular esta concepción modular del pensamiento con una concepción naturalista de la cultura humana (Sperber, 1985; 1992). Para ello se propone desmontar la idea arraigada en nuestro medio científico de que la patente variedad y diversidad cultural requiere sistemas cognitivos mucho más flexibles de lo que la rigidez modular puede hacer pensar.
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