La organización de Izquierda Unida (IU) ha experimentado importantes modificaciones desde su creación como coalición electoral en 1986. Este artículo muestra cómo esos cambios la han alejado del modelo de coalición adoptado originalmente. Para ello se examinan algunos elementos centrales de su organización y la aparición de instituciones comunes: reglamentación sobre finanzas, estructura organizativa, regulación de facciones, el concepto de miembro y el estatus de los partidos que la componen. No obstante, se argumentará que esos desarrollos no han llegado a convertir a IU en una organización completamente asimilable a un partido político. En cambio, IU sí muestra otras características comunes a los partidos políticos europeos. Su organización ejemplifica bien las tendencias sobre afiliación y fuentes de ingresos de las que hacen gala buena parte de los partidos políticos actuales: débil afiliación y gran dependencia económica del Estado.
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