Desde su aparición en Egipto hace más de cinco mil años, el patio sigue siendo un elemento arquitectónico estrechamente vinculado a nuestra cultura, ligado al Mediterráneo, donde surgió por la necesidad de adaptación de los habitantes al territorio y al clima, asumiendo, además, funciones religiosas y sociales. Así, a lo largo de la historia, la arquitectura ha ido modificando los usos y valores de los patios, aportando siempre mayor luminosidad y ventilación a los edificios.
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