La relación cultural entre Europa y el Sur, sobre todo la parte arabomusulmana, está marcada por una serie de estereotipos y representaciones negativas. Por ejemplo, calificar a determinados pueblos del Sur como fanáticos, integristas y terroristas se corresponde perfectamente con imágenes estereotipadas que muestran el rechazo al diálogo y, sobre todo, una cultura tautológica en la que se excluye cualquier análisis crítico, en beneficio de ciertas definiciones "esencialistas". El presente artículo hace una llamada a la memoria histórica para evitar una instrumentalización del pasado en los actuales combates políticos e incita al diálogo, un diálogo convenientemente desprovisto de estereotipos y de discursos alarmistas.
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