A diferencia de la literatura polaca renacentista, el autor barroco no pretende despertar con su obra sentimientos consoladores, lúdicos o patrióticos. Su deseo es provocar la reacción humana, tanto interna como externa. Para ello se sirve de aquellos elementos que, por experiencia, sabe qué resultados producen: la hipérbole, la exageración, la metáfora, la paradoja, la antítesis, lo grotesco y un cierto naturalismo de tendencias agresivas a la sensibilidad.
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