El concepto creciente de la necesidad de desarrollar centros especializados en urgencias con sistemas operativos dedicados de manera integral a la atención del traumatizado, así como el crecimiento de la tecnología en el diagnóstico por imagen, han determinado un uso a veces indiscriminado de los métodos diagnósticos en detrimento del despistaje, basado en el riesgo de fractura y de la propia exploración clínica. Esta práctica se realiza en muchas instituciones sin los adecuados controles de utilización y sin un análisis fundamentado de los beneficios de la conducta clínica. Esto es particularmente cierto en los casos de paciente politraumatizados con sospecha de lesión traumática de columna cervical. Durante muchos años la exploración radiológica estuvo basada en el estudio radiográfico simple, con la tomografía computerizada (TC) que tenía un papel complementario. En el transcurso de la última década, desde la introducción de la técnica TC helicoidal y, más recientemente, con la implantación de múltiples canales de detección, el abordaje diagnóstico ha experimentado unos cambios rápidos y significativos.
Este artículo resume la experiencia basada en publicaciones centradas en establecer la efectividad diagnóstica de la TC con respecto al estudio radiográfico simple, y la importancia de reconocer los factores de riesgo para una adecuada selección de la estrategia diagnóstica. Por otro lado, se reconoce la importancia de evitar la utilización innecesaria y la radiación excesiva, para lograr una prestación de servicio médico adecuado y eficiente.
En general, la evidencia recogida indica la utilización de la TC como método de primera línea en pacientes de alto riesgo, y sugiere reservar el uso de la radiografía simple como el método ideal para la evaluación inicial del paciente con bajo riesgo de lesión traumática.
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