Celia García, Víctor Burgos, Minja Cerkic, Patricia Escalona, Teresa Moreno, Israel Codina, Rosario Durán, Jesús Salomón, Yara Rosa, Minervina Montero
Partimos de que no hay una enfermedad mental para los terapeutas diferente que para el resto de los seres humanos. Lo que si nos diferencia y de ahí su importancia es la responsabilidad ante las repercusiones que la "enfermedad" que tengamos tienen en el vínculo con los pacientes, que se ponen en juego a través de la contratrasferencia. Esta responsabilidad no es solo ante los pacientes, también ante nosotros mismos, ante los que pueden aprender de nosotros y ante la sociedad. Para solucionar o reparar aquellos conflictos, puntos negros o dificultades que tenemos contamos con dos técnicas facilitadoras: el análisis personal (con ~u dificultad "interminable" para poder valorar un "buen" analizado) y la supervisión de casos. Sobre la Supervisión, un grupo de residentes de psicología y psiquiatría, dentro del contexto hospitalario de la asistencia pública, refieren su experiencia en un grupo de supervisión (desde el modelo analítico-vincular) donde se crea un espacio que permite pasar de la omnipotencia del modelo médico, al modelo analítico donde el terapeuta es también objeto y sujeto de análisis reconociendo su influencia en 10 que ocurre y asumiendo sus límites.
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