SSD Manzano: un sistema de soporte a la decisión para la Protección Integrada del manzano en Uruguay

• Autores: José Luis González Andújar, Pedro Mondino
• Localización: Phytoma España: La revista profesional de sanidad vegetal, ISSN 1131-8988, Nº 181, 2006, págs. 54-59
• Idioma: español
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• Resumen

  • El cultivo del manzano (Malus x domestica Borkh) es la especie más ubicua y mejor adaptada entre los cultivos frutales de clima templado. Ha sido cultivada desde la antigüedad en Europa y Asia y de ahí se ha difundido a numerosas regiones del planeta. Su popularidad se debe a las diversas maneras en que puede ser consumida y a su durabilidad en almacenamiento.

    En Uruguay es el principal cultivo dentro de los frutales de hoja caduca. Según datos de la encuesta frutícola zafra 2004-2005, realizada por la Dirección de Estadísticas Agropecuarias la producción de frutales de hoja caduca (manzana, durazno, nectarinas y pera) ocupa una superficie de 7.658 hectáreas de las cuales el manzano ocupa 3.822 ha. La producción de la cosecha 2004-2005 fue de casi 77.342 toneladas, marcando un récord histórico de producción (MGAP-DIEA, 2005).

    La tendencia actual de la producción de manzanas es a realizarse siguiendo programas de Producción Integrada o de Buenas Prácticas Agrícolas. Estos programas buscan obtener una producción de excelente calidad e inocuidad preservando los recursos naturales lo que es garantizado mediante procesos transparentes y documentados de la producción (trazabilidad). El control de enfermedades, malas hierbas e insectos plagas se realiza siguiendo sistemas de Manejo Integrado (MI) (Mondino et al, 2003).

    Así es que los procesos de toma de decisiones relacionados a la protección vegetal se vuelven cada día más complejos dificultándose la elección de los métodos de control debido a que los cambios ocurren en forma vertiginosa. Permanentemente se desarrollan nuevas sustancias químicas, biológicas y métodos culturales a la vez que aparecen legislaciones nuevas que apuntan a reducir el impacto ambiental de la agricultura y el agricultor debe manejarse con márgenes de ganancia decrecientes.

    En muchos casos la disponibilidad de la información necesaria para la toma de decisiones no es suficientemente debido a la falta de experiencia de los especialistas en extensión y a la pobre transferencia de información desde los investigadores hacia las personas que toman las decisiones en el campo. A ello se une que el número de expertos en las diferentes áreas de la protección es escaso y los servicios de extensión carecen del personal suficiente para atender las demandas de los técnicos de campo y agricultores.

    En esta situación las Tecnologías de la información y, más concretamente, los Sistemas de Soporte a la Decisión (SSD) se constituyen en las herramientas apropiadas para superar esas carencias. Los SSD mejoran el flujo de información hacia y desde los usuarios finales y además les ayudan en la interpretación y uso de esa información en cada situación particular. Además son fácilmente adaptables y actualizables (Knight y Mumford, 1994; González-Andújar, 2003). Los SSD tienen un alto potencial para mejorar la forma en que los agricultores manejan sus cultivos, incrementando los niveles de producción, sus ganancias y logrando reducir el uso de plaguicidas (Knight y Mumford, 1994). Constituirían, sin duda, una excelente ayuda en producción integrada (Moreno Vázquez, 2002). Además tienen el valor añadido de ser unas excelentes herramientas de enseñanza (Mondino, 2005).