A caballo y desafiante. Es la imagen que Velázquez nos dejó de este discutido político español. Gobernó con mano de hierro en el período más difícil de la Guerra de los Treinta Años. Retó a su clase y al destino. emprendió reformas, violó privilegios, cosechó odios, manipuló el arte, recaudó grandes sumas en concepto de impuestos que gastó sin más límite que su convicción de mantener la hegemonía española. Y todo gracias a una voluntad endiablada que lo envolvió en una leyenda de poder y misterio.
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