Cada 19 de septiembre se repite en Nápoles el mismo ritual. La sangre de San Genaro, patrón de la ciudad, que según la leyenda fue recogida durante su decapitación, se licua ante la impertérrita mirada de miles de fieles. El prodigio se interpreta como una señal de buena suerte.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados