El imaginario humano, pródigo y prodigioso, en un intento por penetrar el arcano y explicar lo ineluctable, ha gestado mitos tan impresionantes como extraordinarios. La risa ha formado parte de la inventiva de sociedades primitivas que creían que el mundo es producto de la hilaridad divina. Estas creencias dieron un carácter sacro a la risa que fue objeto de culto y veneración que permitieron al hombre comulgar con el universo, formar parte de la armonía de la vida y asegurar el bienestar de su estancia en la tierra.
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