En nuestro trabajo exploramos las teorías de la conciencia que utilizan metarrepresentaciones para generar una Teoría de la Mente. Esta teoría incluye el conocimiento consciente de las intenciones propias y ajenas. Este conocimiento es determinante en cualquier actuación lingüística, es decir, en la pragmática del lenguaje.
Jonathan Bennett (1976), desarrolló una idea inicial de Grice (1957), según la cual un artefacto simbólico debe dar cuenta de una intencionalidad de tercer orden, y estableció la función de recursividad como la característica fundamental de la estructura lingüística, que es capaz de generar expresiones sin límite (I[I(I[L..))... (Algo así como creer que el otro cree que uno cree que...).
Pylyshyn (1978) definió la Teoría de la Mente como la capacidad de tener relaciones representacionales acerca de las relaciones representacionales, o más sencillamente, la «capacidad para tener metarreóresentaciones».
Christopher Frith (1992) sugiere que todas las anomalías cognitivas, que subyacen a los signos y síntomas de la esquizofrenia, son el producto de un defecto en el mecanismo fundamental para la experiencia consciente, la metarrepresentación. Esta se define como la representación de la representación, y constituye el mecanismo crucial para el conocimiento de uno mismo.
Joseph Perner (1991, 1993) ha propuesto como definición de la metarrepresentación la competencia de representar las relaciones representacionales como tales. Lo que el niño desarrolla con ellas es la comprensión de que la mente es un sistema representacional.
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