Stephen F. O'Byrne, David S. Young
Si las empresas se toman en serio el hecho de recompensar el rendimiento y conservar a los directivos que logran excelentes resultados, en primer lugar tendrán que poner fin a su dependencia de la retribución competitiva. Deberían ofrecer a los directivos una participación fija sobre el incremento en el valor de las acciones y mejoras en los beneficios económicos, aumentando de este modo el impacto de las retribuciones futuras en la riqueza de los directivos
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