El año 2001 ha venido marcado, en el sector del vacu-no de carne, por la denominada crisis de las «vacas locas^ La enfermedad ha producido una importante pérdida de confianza del consumidor, provocando descensos de los precios percibidos por los ganaderos y caídas del consu-mo de carnes.
Sin embargo, esta crisis no oculta una tendencia al des-censo del consumo que se venía detectando desde hace años como consecuencia de la ausencia de orientación del sector a las demandas de los consumidores, más preocu-pados por aspectos relacionados con la seguridad y calidad alimentaria. En este sentido, la crisis puede representar una oportunidad para el sector en la medida en que favorece un proceso de reestructuración que a partir de la coordinación e integración de las distintas fases de comercíalización trata de ofrecer carnes sometidas a controles externos de calidad comercializadas bajo marcas certificadas
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