El "Plan para el Gran Oriente Próximo" fue diseñado por un grupo de estrategas neoconservadores convencidos de la superioridad de Estados Unidos y de la necesidad del dominio inmediato de una zona del mundo plagada de yacimientos petroleros. El primer paso decisivo de esta estrategia se dio con la invasión de Iraq, que no está teniendo los resultados esperados. Los neocon -que rodean al presidente de Estados Unidos- permanecieron empeñados en continuar por esa vía, como se comprobó con el comportamiento de la Administración Bush durante la ofensiva israelí en Líbano y las continuas amenazas a Siria y a Irán. Sin embargo, a la luz de los resultados obtenidos, la agresión de Israel contra Líbano puede significar el final del "Plan".
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