El autor parte de la definición de ventaja cooperativa como el beneficio o ahorro de esfuerzo y costes obtenido por los particulares, procedente de la participación en un proyecto común, en este caso el desarrollo y sostenibilidad de la competitividad de la empresa. Desde este punto de vista considera que los planes de formación en la empresa deben potenciar la ventaja cooperativa con el fin de gestionar óptimamente el capital intelectual. Para que esto se así, deben de confluir tres factores: Que el esfuerzo proporcione un beneficio, que este esfuerzo no supere la magnitud del beneficio y que se sienta capaz de alcanzar los resultados esperados. Para que todo esto se llegue a producir es preciso que cada uno de los agentes intervinientes en el proceso (responsables de formación, directivos, coordinadores de formación, consultores, informáticos, pedagogos y profesores) cumplan su papel.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados