En este artículo, autoras y autor explican que la forma en que se cuentan los hechos que suceden prescinde de la objetiviead y de la importancia informativa. La prensa escrita desinforma y produce una especie de pornografía mediática. En cada uno de los últimos acontecimientos, la cobertura noticiosa se dedica a impactar, a sorprender, a estimular o a excitar la atención del público con hechos grandilocuentes, apocalíticos o dantescos. Esto supone entender el periodismo como un elemento más del espectáculo público, entretenido y pseudovouyerista. No se observa interés por explicar los hechos ni tampoco la búsqueda para responder a las necesidades y expectativas de la ciudadanía. La configuración de la realidad del 5 de julio pasa por esta lectura parcializada.
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