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Mar Adentro

  • Autores: Gloria María Tomás y Garrido
  • Localización: Persona y bioética, ISSN-e 0123-3122, Nº. 22-23, 2004
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • El origen histórico de la película puede situarse el día 13 de noviembre de 1996, cuando un marinero gallego, Ramón Sampedro, dirigió una carta a los jueces para que le permitieran acabar con su existencia tras veintiocho años de tetraplejia, en la que, entre otras cosas, decía: ¿Si no se entiende el sentido de la muerte, tampoco se entiende el sentido de la vida¿.

      Ramón lleva casi treinta años tumbado en una cama. Un accidente en su juventud lo tiene inmovilizado de la barbilla para abajo. Aunque puede moverse en silla de ruedas, se niega tozudamente a utilizarla. No quiere salir de su cuarto: es su particular rebelión a la difícil situación en la que vive. Con los años, esa rebelión interna ha ido creciendo, hasta convertirse en pura obsesión por morir. En esta obsesión involucra a todos los que se le acercan, que van uniéndose a su causa: Rosa, Gené, miembro de una asociación pro eutanasia, Marc y, sobre todo, Julia, una mujer con una extraña enfermedad degenerativa, que la dejará postrada y con la cabeza perdida en el transcurso de unos pocos años. Julia es abogado, y peleará por Ramón en los tribunales hasta que su enfermedad se lo impida. Todos ellos tienen algo por lo que luchar: ¿A una vida indigna, una muerte digna¿.

      Es de valorar la dirección cinematográfica, la sólida puesta en escena y las interpretaciones magistrales de los actores. Amenábar ha sabido sacar lo mejor de cada uno. Destaca sobre todo Javier Bardem, cuya caracterización es casi perfecta. Otra interpretación importante es la de Mabel Rivera, quien interpreta a Manuela, la cuñada de Ramón, que dota a su personaje de una enorme naturalidad y credibilidad. El buen cineasta J. Ford señalaba cómo el mejor paisaje que merece la pena rodar es el rostro humano. Aquí se hace muy bien. No solo es el rostro del protagonista, sino el de los personajes entrañables que lo acompañan. Que se perfilan mejor con la emotividad de la banda sonora. Algunos autores han señalado que hay algunas secuencias quizás cursis y almibaradas (1).

      Pero estamos ante un guión brillante, emotivo y hasta divertido en su descripción de las relaciones familiares y de amistad de Sampedro, que es muy ideológico y a veces descaradamente sentimental en su apología de la eutanasia y el suicidio. La deformación se aprecia de manera particular en los idílicos perfiles vitales del propio Sampedro, cuya luminosa santidad laica solo se rompe levemente en un par de salidas de mal humor. También poseen este modélico equilibrio los dos representantes de la asociación pro eutanasia DMD (Derecho a morir Dignamente)


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