En diez años, la televisión española ha pasado de uno a 17 programas dedicados a hablar sobre la vida privada de personajes famosos. Los programas de ¿cotilleo¿ o chismes, ocupan las franjas de mayor audiencia y, además, generan cotas de pantallas muy elevadas. El fenómeno desprestigia ante la opinión pública una profesión: la periodística, que ya de por sí tiene muchos detractores. Como fórmula para paliar este problema se propone que a los, hasta ahora, periodistas del ¿corazón¿ se les denomine eufemísticamente ¿comunicadores populares¿ o, sin eufemismo y usando mejor el idioma: cotillas, alcahuetes o correveidiles.
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