En 2005 se abrirán en escuelas secundarias de Córdoba, Argentina, más de cien Centros de Actividades Juveniles (CAJ) que se sumarán a los 57 existentes. Esta expansión constituye una estrategia de intervención del Estado en respuesta a innumerables problemas que afectan al nivel medio: fracaso, abandono, indisciplina y violencia. Tal medida justifica realizar un balance de la experiencia e identificar dificultades y logros, como estrategia para mejorar la convivencia en escuelas secundarias. El propósito de este artículo es acercar los primeros avances de investigación sobre la forma en que los CAJ han ido dando respuestas a problemáticas tan complejas que la propia escuela no ha logrado resolver, mostrando condiciones y variables que confluyen en su construcción y su impacto en la vida institucional.
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