Buena parte de la literatura sobre partidos ha vinculado negativamente los procesos de institucionalización partidaria y el desarrollo de la capacidad de adaptación a los cambios en el contexto económico-social y a las exigencias de la competencia político-electoral. El argumento básico es que, en tanto las estructuras y los procedimientos se rutinizan, los líderes pierden autonomía, reduciéndose los márgenes de maniobra para impulsar procesos de renovación ideológica y programática que incorporen los desafíos del contexto y formulen estrategias de competencia adecuadas. El caso del Frente Amplio (FA) de Uruguay en los años 90 no confirma esta predicción. Desde la recuperación democrática de 1985, la izquierda uruguaya experimentó dos procesos: la construcción e institucionalización de nuevo partido, y un profundo proceso de moderación ideológica y programática. Ambos factores, entre otros, le permitieron a la izquierda crecer a lo largo de los 90 hasta alcanzar el gobierno nacional en 2005. Este trabajo se propone reconstruir las principales facetas y momentos de ese proceso de institucionalización y adaptación partidaria y discutir cuáles son los factores que explican la convivencia de esos fenómenos que la literatura especializada han señalado como contradictorios. En particular, se evalúa la importancia de la dimensión �actitudinal� de la institucionalización partidaria y del tipo de liderazgo que condujo la renovación. Además se sugiere la pertinencia de incorporar al análisis el impacto que el formato fraccional y la dinámica de la competencia intrapartidaria tienen sobre la relación entre institucionalización y adaptación
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